A REPRESION FRANQUISTA EN 1947
Pero se equivocaron quienes así pensaban. La vieja y generosa tradición española, de no ensañarse con el vencido, fue desconocida y violada por los vencedores que se inspiraron en la crueldad nazi germana que proclamaba en España, como ley, un principio bárbaro: “Matar al adversario, cualquiera que fuera su situación”.
De ahí que, después de terminada la guerra, los piquetes de fusileros, la horca y el garrote vil, hayan funcionado en la España, normal y diariamente, para suprimir a los adversarios políticos del régimen franquista y totalitario con escalofriante regularidad. Y, al igual que en Palestina, en Grecia, en la India y en otras muchas partes donde el terror es la suprema ley, los reos son deshonrados, calificados de terroristas, de bandoleros y de delincuentes comunes. Pero las gentes honestas saben, además, que todos los delitos contra la autoridad usurpadora e ilegítima, son delitos políticos con móvil generoso. ¡Por algo España fue el primer país del mundo que proclamó la legitimidad del regicidio, del magnicidio y de la insurrección, cuando el pueblo fue despojado de sus derechos de soberanía por el gobernante o por el príncipe!
Ayer fueron ejecutados en Valencia, tres combatientes contra Franco. Días pasados fueron ejecutados quince. Esperan la ejecución de igual sentencia capital más de 500, entre los que hay muchachos y muchachas de 18, 20 y 25 años, bachilleres, profesores, médicos, abogados y sacerdotes.
Para los ejecutores, son “bandoleros” y “terroristas”. Tanto peor para ellos, porque elevan a la categoría de martirio por la libertad, el terror y el bandolerismo.