APUNTES BIOGRÁFICOS DE RAMÓN SUÁREZ PICALLO.

Carmen Norambuena Carrasco

Por un convenio suscrito entre a Universidade de Santiago de Chile e a Consellería de Educación e Ordenación Universitaria da Xunta de Galicia, en 1998 se puxo en marcha o Programa de Estudios Galegos, cunha Cátedra de Lingua e Cultura Galegas, impartida semestralmente a estudiantes da USACH.


Asimismo, realizáronse traballos de investigación, entre os que poden destacarse: “Estudio de los vínculos del imaginario popular de Galicia y Chiloé”, “Rrelaciones temáticas entre la obra poética de Rosalía de Castro y los mundos creativos de Juana de Ibarbourú y Gabriela Mistral” e o arduo tallallo de búsqueda,recuperación,recompilación e trancrición das crónicas periodísticas que escribiu Ramón Suárez Picallo en Chile, dende 1941 ata 1956.
Así publicouse en Santiago de Compostela: Galicia y Chiloé, confines míticos; ensayo, Colección Estudios, 1997; Memorial del último reino, novela histórica, Colección Estudios, 2001; ambos da autoría de Edmundo Moure; Chile a la vista, reedición das crónicas periodísticas escritas en Chile, entre 1949 y 1950, por Eduardo Blanco-Amor, Editorial Galaxia, 2003 e cun estudio introductorio de E.Moure.
En 2008 editouse La Feria del mundo cunha selección de artigos de RSP e cun traballo analítico da Dra. Carmen Norambuena.


APUNTES BIOGRÁFICOS DE RAMÓN SUÁREZ PICALLO

(Reseña biográfica da Doctora Carmen Norambuena Carrasco)

“Aquí de Suárez tonante

dio fin de la vida el curso;
apúrate caminante
o te cargas un discurso”

Eduardo Blanco Amor

I.- DÍAS TEMPRANOS

Nació en la región española de Galicia, -hoy autonomía con carácter de nacionalidad histórica- en el ayuntamiento de Sada, La Coruña, el 4 noviembre de 1889, siendo el hijo mayor de una familia compuesta, además, por siete hermanos. Sus padres desarrollaban las actividades más tradicionales de la región: la pesca artesanal y la agricultura de labranza, labores propias de un hogar constituido por personas humildes.

Los primeros años de su vida transcurren rodeados de redes de pesca y utensilios agrícolas, por lo que tempranamente debió hacer uso de ellos, para aportar al sustento familiar, situación que no le permitió asistir regularmente a la escuela primaria, a la que acudió “sólo durante tres inviernos… [y] de noche. Sin embargo, más tarde sería definido como un “guieiro” (guía), “capaz de xunta-los intereses políticos de Galicia cunha inquietude social”.

Entre 1880 y 1930 se registró en Europa un importante proceso migratorio, que en España presentó características distintas a las del resto del viejo continente, pues en ese país alcanzó una mayor envergadura en términos cuantitativos. Proceso que hoy es conocido por la historiografía como la “emigración en masa” y que consistió en el desplazamiento de población del viejo continente a los Estados americanos, de reciente creación, como Argentina, Uruguay, Brasil, Cuba y México, entre otros, los que comparten la característica de ubicarse en la vertiente atlántica del continente.

Ese proceso migratorio afectó con especial énfasis a la población de las regiones del litoral español, dentro de las que se incluye Galicia. Ubicada al noroeste de la península, con un amplio litoral atlántico y cantábrico, presentaba condiciones socio-económicas propicias para la generación de migrantes, hecho que marcará a Galicia hasta nuestros días, ya que se ha llegado afirmar que existen más gallegos repartidos por el mundo que en su propia tierra.

Los gallegos, durante el Siglo XIX, sustentaban su economía en la agricultura y la pesca tradicionales. Su población crecía rápidamente, lo cual generaba mayor demanda y por ende, una más alta presión, sobre todo, en la producción agrícola. Situación que era enfrentada por medio de técnicas tradicionales, como son la ampliación de la superficie cultivada y la intensificación el uso de mano de obra; proceso que colapsó entre 1830-1840 provocado por la carencia de terrenos cultivables donde expandir los cultivos, generando una crisis en el mundo rural de Galicia, puesto que no crecían las cosechas y la pequeña industria textil, relacionada con el área, declina y desaparece.

Ante esta situación, las familias gallegas ven contraída su economía, problema que se agudiza con la presión fiscal, mediante las altas tasas impositivas sobre la producción y la pequeña propiedad, con lo que las familias se ven compelidas a buscar empleo en labores auxiliares – las que ya realizaban- como la pesca y el marisqueo, los que se convierten en un suplemento a sus menguados ingresos. Circunstancia de la que tampoco se escapa la familia de Suárez Picallo, puesto que su padre se dedicaba a la pesca, e incluso Ramón desarrolló esas labores.

Este proceso desemboca en que una parte importante de la población de Galicia decide emigrar a América, dentro de los cuales encontramos a Suárez Picallo, que en 1912, se embarca rumbo a Buenos Aires a probar fortuna. Es justamente esa ciudad, que recibió el mayor flujo de sus connacionales, la que va a constituir una pujante y numerosa colectividad gallega, cuya presencia se destaca hasta nuestros días. Cabe señalar que aún hoy, los gallegos suelen designar a Buenos Aires como la “quinta provincia”.

Suárez Picallo se inscribe dentro del perfil del emigrante propuesto por Sánchez Albornoz, para el cual la persona que fue movilizada por esta emigración era “ante todo un hombre joven, soltero, de extracción social baja y agricultor de ocupación, tan joven que apenas era más que un adolescente”.

II. EN LA QUINTA PROVINCIA

Su permanencia en la capital argentina fue una escuela de formación en el ámbito cultural, profesional y político, que lo marcará toda su vida. Llega como un adolescente y retornará a su patria como un adulto que va a rendir frutos significativos en diversas actividades. Se puede decir, con propiedad, que Ramón Suárez Picallo fue esencialmente un autodidacta.

Esta parte de su vida la podemos dividir en tres etapas: la primera, que va de 1912 a 1917, período en el que realiza su adaptación al nuevo medio en que se desarrolla su vida; la segunda, que va de 1917 a 1923, momento en que comienza a desenvolverse en el ámbito del sindicalismo y la acción social; y, la última etapa, que va de 1923 a 1931, se vuelca en una de sus actividades preferidas, el periodismo.

Al llegar a la Argentina, decide radicarse en la capital de esa nación, Buenos Aires, con el objeto de trabajar en el lugar donde las oportunidades laborales eran mayores, pero su nula preparación, lo llevo a desempeñar labores que no requerían mayor adiestramiento, como las de “peón de farmacia, repartidor y cobrador de artículos de goma, vendedor de dulces”. Trabajos que le van facilitando su integración al nuevo mundo, que representaba para él este país. Esto le permitió conocer de cerca las miserias de los conventillos, la explotación de los obreros mediante leyes abusivas; a los trabajadores portuarios, a los inquilinos que vivían amontonados en una sola pieza.

En 1917 comienza a trabajar en el vapor Helios, retornando a las labores marítimas que desarrolló en su natal Sada, primero como ayudante de camarero, posteriormente como repostero y, finalmente, como despensero, cargo del cual fue despedido por su participación en una huelga. Entre el anterior año y 1920 comienza el proceso de autoeducación, por medio de la incansable lectura en las bibliotecas públicas bonaerenses, donde la Historia, la Geografía y la Literatura, además de los temas sociales, son sus áreas predilectas de lectura, todo lo que contribuirá a la formación de sus ideales. Esta preocupación lo lleva por dos vías complementarias: una, la sindical; la otra, por la militancia política. La primera le costará su trabajo en 1923 y la segunda lo coloca como ciudadano de su nueva patria, militante del Partido Socialista Argentino y candidato en las elecciones municipales de Buenos Aires de 1920. En esta etapa culmina el proceso de incorporación a la sociedad receptora, pues comienza a participar directa y completamente en diferentes actividades propias de la vida cultural y política de la Argentina.

La nueva etapa la desarrolla en el periodismo trasandino, comenzando como tipógrafo en el periódico La Argentina. Paralelamente continúa con su trabajo en los sindicatos del puerto de Buenos Aires, lo que lo lleva a colaborar en ese mismo periódico en la sección obrera, como redactor. Es justamente en este período que se produce su primer retorno a Europa, en el marco del IX Congreso de Trabajo que se desarrolló en Ginebra en 1926. A su retorno de Europa comenzó a escribir en la prensa gallega de Buenos Aires y en el periódico La República.

Esta etapa de su primera emigración comienza a declinar con el ascenso en España al poder político de Primo de Rivera, que despierta en él un sentimiento de pesar por la patria lejana, es decir, se produce un reencuentro con su identidad gallega y española, un tanto adormecida por la integración a la nación que lo acogió, participando en todas los Comités que procuraron la caída de Primo de Rivera, hasta que se instauró la II República Española.

III EL REGRESO A ESPAÑA

El retorno a su patria marca el inicio de su vida política española, pues tendrá importante participación en ella hasta el colapso final de la II República española.

Su retorno a España, por segunda, vez se produce en el marco de la naciente República, proclamada en abril de 1931, la cual produjo innumerables adhesiones en toda la colectividad gallega de Buenos Aires, debido a que era vista como un medio para conseguir la deseada autonomía de Galicia. Toda esta “amplia movilización política… culmina con el envío a Galicia de tres representantes de la FSG y, al mismo, tiempo de la ORGA argentina (Alonso Ríos, Suárez Picallo y P. Campos Cunceiro) y uno del Centro Gallego de Montevideo (Xulio Sigüenza), siguiendo la propuesta de intervención activa de los emigrados gallegos en la política republicana de Galicia y a favor de un régimen federal, e incluso defendiendo la posibilidad de que los emigrados gallegos pudiesen votar y enviar representantes propios al parlamento republicano…” . Con esta base política, son acogidos estos representantes de la emigración en la ORGA de Galicia, la cual los presenta como candidatos en sus listas para las elecciones de representantes para las cortes constituyentes, que se alegarían en junio de 1931. En ellas resulta electo con 55.054 votos Ramón Suárez Picallo, representando a La Coruña para el período comprendido entre los años 1931 y 1933. Su elección se debió al apoyo que desde Argentina le prestó FSG al financiar la campaña electoral, y a su inigualable capacidad oratoria, que le facilitaba la comunicación con el electorado gallego, tan poco acostumbrado a vivir elecciones, debido al carácter caciquil de la región.

Su labor en el parlamento representó las ideas autonómicas de Galicia y a los emigrados, principalmente a los que arribaron a tierras americanas, quienes, finalmente, constituyen el eje de su representación. De hecho, su rol en las discusiones de la nueva Carta Constitucional española de 1931 fue destacada, participando en la elaboración de diversas enmiendas al proyecto preliminar , presentado por Jiménez de Asúa, presidente de la comisión encargada por el parlamento para el estudio de dicho proyecto preliminar.

Por otro lado, es importante destacar que Ramón Suárez Picallo se define políticamente como “Galleguista Socialista”, lo que significa que para él, en primera instancia, está la Nación gallega, y sobre esa base se construyen los preceptos socialistas.

El galleguismo se plantea la definición política y cultural de Galicia, que la diferencien del resto de España y de las otras nacionalidades españolas. En el marco de ello, se comienza la elaboración de un proyecto de Estatuto Autonómico, enmarcado en la legalidad de la constitución de 1931, proceso que se extendió durante el período que va de 1931 a 1936, año en el que se gana el plebiscito, obteniendo amplia mayoría. Sin embargo, el proceso quedó inconcluso, pues no se cumplieron los requisitos de discusión y ratificación en las cortes del Estatuto de Autonomía. Dos semanas después, el 18 de julio de 1936, se produce la sublevación contra la República, encabezada por un gallego nacido en El Ferrol, el general Francisco Franco Bahamonde.

La segunda vez que Suárez Picallo forma parte de las Cortes Republicanas, se presenta por La Coruña, y es electo con 153.145 votos, y en representación del partido Galleguista. Cargo que ejerció por muy poco tiempo, dado que la guerra civil interrumpe el proceso democrático.

Su participación en la República, no sólo se circunscribió a lo político, sino que además desarrolló labores en la prensa gallega, en donde fue director del periódico Ser y subdirector de Claridad; en ambos publicaba artículos de claro tinte político y, sobre todo, galleguista. “ Pero sin duda, su gran ilusión de ideólogo no pudo ser conseguida en aquellos momentos de la república española: publicar un gran diario republicano” , sueño que será hecho realidad por su amigo Portela Valladares al crear El Pueblo gallego, de Vigo, en donde colaborara asiduamente. Además de ello, inició sus estudios de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, los que cursó entre 1933 y 1934, especializándose en el sistema penitenciario, Derecho Penal y Derecho internacional Privado. Al año siguiente, ya se encontraba ejerciendo su profesión en los tribunales gallegos.

IV. UN PAÍS PARA AMAR

¡Oh, don Ramón de Suárez y Picallo!
Pide la lira a tu pariente Apolo
y canta con tu voz llena de rayos
el Mensaje más alto y más sonoro.

Al finalizar la guerra civil española llega a Francia por el Paso de Le Perthus. Luego viaja a América, visitando varios países, entre ellos Estados Unidos, República Dominicana y Cuba, para, radicarse en Santiago de Chile, a principios de la década del 40’. En este país su labor nuevamente se centrará en dos ámbitos: el político y el periodístico. En esta última área se circunscribirá a su trabajo realizado, desde julio de 1942 hasta julio de 1957, en el periódico La Hora, donde escribirá una columna irregular titulada La Feria del Mundo, que se caracteriza por tener un carácter misceláneo, pero poniendo especial énfasis en temas como: la guerra mundial, la lucha anti fascista, el consumo de pescado en Chile y la situación española. En esta columna, afirmaba, en 1943, que los refugiados que vinieron en el Winnipeg “se adaptaron tan maravillosamente al medio chileno, el ambiente les fue tan propicio, y ellos tenían tales propósitos de vivir y trabajar en paz, que hoy están absolutamente integrados a la vida nacional”.

En lo político, participó en la creación del Consello da Galiza y de la reactivación de la Galeuzca, ambos bajo el precepto de que él era un diputado de cortes en ejercicio de sus funciones, puesto que el pueblo gallego le había dado su confianza al elegirlo como su representante.

El Consello da Galiza es el órgano político creado por los diputados electos en 1936 y que se encontraban viviendo su exilio en el Cono Sur de América, con el cual pretendían “aglutinar… ós connacionais emigrados e merece la confianza e representación do pobo amordazado”25,, además de mantener la soberanía otorgada por el pueblo gallego a sus representantes en las ultimas elecciones democráticas, antes de la derrota de la República, a pesar de encontrarse fuera del territorio jurídico. Para ello, se reunieron Alfonso Rodríguez Castelao, Elpidio Villaverde, Ramón Suárez Picallo y Alonso Ríos en Montevideo el 15 de noviembre de 1944, donde firmaron el acta de constitución de esta organización. Este grupo de políticos gallegos representaban posiciones regionalistas y federalistas, con un claro tinte progresista, por lo cual, se limitó el ingreso al Consello sólo a representantes de esas ideas, y por lo tanto, partidarios del Estatuto de Autonomía no consolidado legalmente.

La institución fue encabezada por los cuatro diputados fundadores o Persoeiros, presididos por Castelao y secundado por Alonso Ríos como secretario, además de un extenso grupo de emigrados gallegos, quienes la financiaban. Ellos, posteriormente, conformaran comisiones que ayudaran al Consello a manejar la política contingente. Durante sus primeros años de vida, no se plantearon como la representación del Gobierno Gallego en el exilio debido a que el estatuto que ellos defendían como legítimamente vigente, no lo permitía, pero al cabo de los años, y sobre todo, con la muerte de los persoeiros, se fue planteando como órgano de gobierno.

Suárez Picallo nunca asumió roles preeminentes en el Consello, pues sólo era encargado de las relaciones internacionales, labor que realizaba desde Chile; posteriormente se traslada a Argentina donde continuará su trabajo.

La otra organización en donde participa es la Galeuzca, entidad que pretendía unir en un núcleo nacionalista a los representantes de Vizcaya, Cataluña y Galicia, lo que se firmó el 25 de julio de 1932 y siendo ratificado por los representantes de los gobiernos en el exilio de catalanes y vascos, además del Consello da Galiza por los gallegos en 1945. Con esta organización se pretendió “acha-las bases dunha nova estructura do Estado español como un Estado republicano plurinacional, asentado sobor dun pacto, no que se refuga o separatismo e se acha unha solucion federalista” .

También en Argentina, participó en el Primeiro Congreso da Emigración Galega, que se realizó en Buenos Aires en julio de 1956, con una ponencia titulada “Posición e siñificado espiritoal do mutualismo galego na emigración”.

En otro ámbito, desarrolló en Argentina una labor destacada en el periodismo, dirigiendo varias publicaciones de carácter regionalista gallego, que marcaron hitos importantes en la prensa argentina, tal es así que debió desarrollar cursos para enseñar el periodismo a las nuevas generaciones.

Durante los catorce años de su estancia en Chile desarrolla con amplia libertad sus actividades periodísticas, sintiéndose acogido como en una segunda patria. Así lo afirma en varios artículos de prensa; así lo ratifica a su paisano y amigo, el conocido escritor y poeta Eduardo Blanco Amor, en 1948, cuando éste llega por primera vez a Chile. Juntos compartirán noches de bohemia literaria, afanes culturales y sueños galleguistas. Parte de estas andanzas están descritas en el libro de crónicas Chile a la Vista (Ed. Del Pacífico, 1951) de Blanco Amor. Sentados en un banco de la Plaza de Armas de Santiago, Suárez Picallo dirá a su compatriota y amigo orensano: “Tienes que amar a este país… ¡Bendito sea él! Sólo aquí, después de haber trotado por tanta América, siente uno que se le curan las heridas, que la vida puede tener una secuencia y que aún hay salida para los callejones murados.” .

Ramón Suárez Picallo sale de Chile aquejado por una enfermedad que lo debilita gravemente, y también porque sus ingresos eran cada vez más bajos. Se traslada a Buenos Aires, donde es acogido por el Centro Gallego de la capital argentina, que poseía una red de asistencia médica y social que facilitaría su pasar en las últimas etapas de su vida. Finalmente, muere en el sanatorio del Centro Gallego el 14 de octubre de 1964, siendo sepultados sus restos en el panteón del Centro Gallego de la Chacarita.

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