EL SOCIAL-CRISTIANISMO EN LA ESPAÑA DE FRANCO

RSP comenta a postura da Iglesia na España franquista baseandose nuns artigos publicados sobre a realidade española no ano 1947 e así di: “Esto ocurre en España actual, que para desdoro incluso de jerarcas de la iglesia Católica se quiere presentar ante el mundo como modelo de régimen de justicia social cristiana. Cuando una sociedad se tilda de cristiana y reina de ella la indigencia, el hambre y la injusticia como consecuencia de la usura de la codicia, del comercio ilícito; la complicidad del estado y de sus órganos, es prueba de que las acciones individuales no son cristianas. Y la suma de las acciones individuales como lo definió el señor Stafford Cripps en su magnífico libro ?Democracia Cristiana?, es el índice del comportamiento público, de la colectividad, a través de sus órganos representativos…”

21 de abril de 1947


EL SOCIAL-CRISTIANISMO EN LA ESPAÑA DE
FRANCO


Por Ramón Suárez Picallo


Como sabe todo el mundo, el Gobierno de Madrid, trata por todos los medios, de presentarse ante las naciones occidentales de significación católica y tradición cristiana, como un modelo de doctrina y práctica de las ideas modernas, conocidas como social- cristianismo, muy en boga en nuestros días.

Pero la verdad es otra. La reveló el gran periodista católico norteamericano, expulsado de España hace tres días, y nos la confirma una información, también de origen católico, que tenemos a la vista sobre la realidad, imperante hoy en España. De ella damos a continuación un resumen, para que los cristianos y católicos de buena fe, no se llamen a engaño:

?Como por generación espontánea -comienzan diciendo los informantes- vienen produciéndose en España los nuevos ricos, los capitalistas modernos, que en sus factorías e industrias están obteniendo, por medios lícitos e ilícitos, cuantiosos beneficios, ganancias fabulosas, a costa del sacrificio y del hambre de los trabajadores, para quienes mantener decentemente a su familia es cosa de titanes.?

?Estos nuevos ricos, de comunión diaria, están en pleno goce de cuanto les apetece. Sus grandes ganancias les permiten la adquisición de magníficos automóviles, de suntuarias fincas, de valiosos cuadros, en fin de todo cuanto suponga una garantía de inversión, sin olvidar una vida desahogada en los placeres, desde el comer, beber y vestir hasta otros más discretos por íntimos, en contraste con las amarguras y necesidades de todo orden que tienen que solventar las clases humildes.?

Lo paradójico de esta situación ?continúa? en el Estado español franquista es que se quiere presentar ante el exterior, la justicia social de su régimen, a través de lo que ellos llaman resurgimiento de la tradición católica española, consistente, exclusivamente, en la exteriorización del rito, la abundancia de las procesiones, la concurrencia a las Misas (sobretodo a las de última hora); en resumen; un catolicismo calculado, falso, frío, sin sentido espiritual, exhibicionistas, oficialistas para y para el exterior.?

Para darse perfecta cuenta hasta donde llega el sentido ?social cristiano? de la legislación del Estado, con la que se engaña a ciertos medios extranjeros, asequibles a cuantas noticias les llegan de la España de ?estructuración católica?, bástenos por hoy la siguiente demostración. Los empleados de las empresas venían percibiendo en concepto de ayuda por ?carestía de la vida?, dos pagas extraordinarias, una en la primavera y otra en el otoño. Al promulgarse la tan cacareada legislación social del Estado español, ?modelo de doctrina cristiana?, se obligaba a las empresas al reparto entre sus empleados y obreros de un 6% de los beneficios, aplicado sobre el jornal base percibido. Pues bien; al efectuar la distribución de ese beneficio, las empresas que ocultan sus verdaderas ganancias ante la pasividad y concomitancia de los empleados del Fisco, han hecho el más ?honrado? reparto; han pagado ese 6%, inferior a la paga extraordinaria, y hasta el importe total fijado a ésta y han satisfecho la diferencia en concepto de ayuda por ?carestía de la vida?. Así pueden escribir para el exterior los panegiristas del régimen sindical franquista, de que en España no sólo se distribuyen entre las clases productoras parte de los beneficios de cada empresa, sino que también se dan pagas extraordinarias en concepto de subvención por el elevado costo de la vida.

Todo ello con el beneplácito de la llamada representación obrera en el Comité de Empresas, cuyos nombramientos recaen siempre en los ?paniaguados? señalados por la Gerencia o la Dirección de cada factoría o industria, o por el Comité local de la Falange Española.

Por eso, en estos días en que la Cristianidad celebra la resurrección de Cristo, al comparar la ?religiosidad? aparente en calles e iglesias (a cuyos actos acuden los nuevos y los viejos ricos con gran contento de la jerarquía eclesiástica) con las acciones sociales de los que se autotitulan ?buenos cristianos? y siguen su desenfrenada especulación con el hambre de las clases menesterosas, ante tales injusticias, parece lógico que el pueblo mire con malos ojos a la iglesia y a sus sacerdotes, a quienes se presenta como defensores de esos señores ?muy católicos?, pero a los que no conviene aplicar la doctrina social ? cristiana en forma efectiva y honrada.

Esto ocurre en España actual, que para desdoro incluso de jerarcas de la iglesia Católica se quiere presentar ante el mundo como modelo de régimen de justicia social cristiana. Cuando una sociedad se tilda de cristiana y reina de ella la indigencia, el hambre y la injusticia como consecuencia de la usura de la codicia, del comercio ilícito; la complicidad del estado y de sus órganos, es prueba de que las acciones individuales no son cristianas. Y la suma de las acciones individuales como lo definió el señor Stafford Cripps en su magnífico libro ?Democracia Cristiana?, es el índice del comportamiento público, de la colectividad, a través de sus órganos representativos.

¿Social-cristianismo en España? Puede ser, siempre que el social-cristianismo se avenga a proteger los siete pecados capitales.



(Artigo publicado no xornal La Hora, en Santiago de Chile o 21 de abril de… 1947)

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