REENCONTRO CON BOS AIRES

RSP voltou á Arxentina en xuño de 1954 por mor do aniversario do Plebiscito do Estatuto de Galicia ( a causa do seu pasado político foi considerado “persona non grata”, de ahí a súa longa estancia en Chile.)O recebimento foi clamoroso e iso animou a RSP a voltar a Bos Aires (cousa que fixo, unha vez desaparecido Perón no ano 1956 co gallo do I Congreso da Emigración, regfresando definitivamente á Arxentina.)
Neste entrañable artigo (que nos permite reconstruir moitos momentos da súa vida) lembra a súa saída de España como emigrante e tódolos acontecementos que lle ocurriron e que -coma tódolos galegos- acabou traballando de calquera cousa. Comenta a súa incursión como sindicalista e a volta a España para participar na vida pública española durante a breve República…e remata, comparando o cambio que experimenta a capital -que tiña 700.000 habitantes cando el chegou por primeira vez- e que agora está xa nos 5 millóns de persoas…


11 de julio de 1954
LA FERIA DEL MUNDO


REENCUENTRO CON BUENOS AIRES


Desde algunos días se encuentra en Buenos Aires, nuestro redactor, señor, Ramón Suárez Picallo, quien ha sido invitado a dar allí un ciclo de conferencias. Aprovechando su estada en esa ciudad, Suárez Picallo hará una serie de semblanzas sobre la capital argentina así como sobre su desenvolvimiento material y espiritual que aparecerán en su habitual sección “La Feria del Mundo”, y de las cuales insertamos hoy la siguiente a manera de prólogo:

“Dimos vista, por primera vez, a la ciudad de Buenos Aires el 19 de marzo, día de San José del año 1912. Veníamos dirigidos y confiados a un compañero de escuela de nuestro pueblo natal, que trabajaba en la calle Bolívar 262, en una casa de Cajas de Fierro –Vetere y Compañía-; pero unos días antes de nuestra llegada, el vecino de nuestra única referencia se había ido a Bahía Blanca. Y ahí quedamos, sin saber a quien dirigirnos, en medio y medio de la gran urbe porteña, que tenía por aquel entonces 700 mil habitantes.

“El cochero que nos había traído desde la dársena norte se dió cuenta de nuestra angustia de recién llegados y nos hizo un concienzudo interrogatorio. Y, sin más ni más, nos resolvió el problema, llevándonos a la casa de unos vecinos de nuestro propio Ayuntamiento, situado en la calle Catamarca, entre Belgrado y Moreno. Allí no tenían cómo acomodarme y me llevaron a la calle Solís 351, donde vivimos con nueve paisanos en una ancha habitación de un conventillo famoso. Días después me empleé como peón de botica, en casa de Baralis, en Entre Ríos esquina de Venezuela.

“De allí para adelante todo fue para nosotros como coser y cantar. Vendedor de artículos de goma; vendedor de alfajores cordobeses, mandioca y dulce de leche, con una cesta en la cabeza; cobrador de una gran casa mayorista; honesto lavaplatos, repostero y despensero de buques mercantes; después agitador obrero y luego periodista, panfletista demagógico y hasta orador en los mítines del 1° de mayo, fué nuestra vida en Buenos Aires, vivida a plenitud de esperanzas, ensueños e ilusiones.

“Hemos compartido, más tarde, desde el modesto plano de oyentes y espectadores, reuniones y tertulias en “peñas” famosas de la intelectualidad joven de Buenos Aires, de la segunda y tercera décadas del presente siglo. Y en la batalla literaria entre los intelectuales proletarios de Boedo –barriada popular- y los de Florida, de perfil aristocrático, estuvimos con los de Boedo, que se sabían de pe a pa toda la literatura rusa. E incluso, hemos echado nuestro buen cuarto a espadas en política, metiéndonos donde nadie nos llamaba, para ir a dar, alguna vez, a la vieja sección Orden Social de la Policía Argentina, en la calle Moreno y Saénz Peña. Andanzas impregnadas de idealismo generoso a las que no queremos renunciar, porque fueron, acaso, lo más bello de nuestra vida y de nuestro peregrinaje por los caminos del mundo. Desde Buenos Aires hemos recorrido toda la República, desde los Chacos a las Patagonias, todo el Continente Americano y de buena parte del europeo con su tanto y cuanto del africano, teniendo siempre a Buenos Aires como punto de partida y de retorno.

“En marzo de 1931 salimos de él para nuestra patria nativa, dejando atrás la patria, donde habíamos vivido y convivido 20 años. Y lloramos por lo que dejábamos, en espera de la alegría, que a veces fue tristeza, de volver al punto original de nuestros viajes. Designio espiritual de las gentes de nuestra estirpe que tienen saudades de lo que dejan y de lo que esperan o, como decía Unamuno; “Añoranzas de un remoto bien perdido y esperanzas de un bien muy deseado”.

“Pasamos, fugaz y modestamente, por la historia de nuestra patria. Cruzamos, también muy a la ligera, por las aulas de su universidad gloriosa; y allí hemos aprendido a sintetizar lo que sabíamos de nuestras andanzas y de nuestros viajes mundo adelante, teniendo como referencia a esta ciudad, a la que podemos tratar de tú, “porque nos hemos criado juntos”; desde las 700 mil almas que tenía cuando la hemos visto por primera vez, hasta los 5 millones que está bordeando ahora, cuando nos reencontramos con ella y con nosotros mismos al conjuro de viejos y bien amados recuerdos y de cordiales amistades.

“¿Cómo es el Buenos Aires de hoy? ¿Qué ganó y qué perdió, espiritualmente, con su gigantesco progreso material? El tema será tratado por nosotros en crónicas próximas. Mientras tanto, que nos perdonen nuestros habituales lectores este “desfogue” emocional, al volver a posar nuestros ojos sobre la urbe donde ellos hicieron su aprendizaje de universalidad y de infinito.”


(Artigo publicado no xornal La Hora, en Santiago de Chile, no día 11 de xullo de … 1954)

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