En el acto que patrocina el Centro Republicano Español de Santiago sólo hablará un orador español, para explicar el significado de la celebración, y recabar de las Democracias americanas, su estímulo, su ayuda y sus alientos, para la restauración de la Democracia Republicana en España, como único medio de asegurar, en la Península, la paz civil y la convivencia espiritual, entre sus ciudadanos, y en perfecto acuerdo y concordancia, con las prescripciones de la Carta del Atlántico, que promete, a cada pueblo, el derecho a darse a sí mismo el régimen de gobierno que estime conveniente.
Ocuparán, después, la tribuna, personalidades chilenas, representativas de la Política, las Artes, las Letras, el Periodismo y las Ciencias que en los instantes duros de la lucha, estuvieron al lado del pueblo español, de su Gobierno legítimo y de sus instituciones jurídicas y democráticas.
No hay por qué ocultar que el acto proyectado, quiere ser una réplica de signo democrático, americana y española, a conocidas corrientes, muy aireadas estos días, a favor de al restauración monárquica que quiere lograrse y establecerse a espaldas del consenso y de la voluntad del pueblo, que es la única fuente de poder y soberanía capaz de facilitar una auténtica clara y duradera solución de los problemas de España.
Los españoles republicanos creen que la ayuda y el apoyo de los demócratas americanos, a favor de su causa, puede ser decisiva y desbaratar cierto tipo de maniobras tendientes a restaurar en España una monarquía recusada y reprobada por el pueblo español arrumbada y desprestigiada, por causa de su propios errores, de sus felonías, de sus perjuicios y de su deslealtades y cuyo reentronizamiento significaría una nueva guerra civil en España, a muy corto plazo.
INHABILITADOS LOS MONÁRQUICOS
Don Juan de Borbón, Habsburgo Lorena y Watenberg, candidato al trono, no ofrece ninguna clase de garantías al pueblo español ni la Europa democrática de la post-guerra. En su día, hipotecó su colaboración a los insurrectos contra la República, mezclándose y mixturándose con fascistas italianos y nazis alemanes. Por su parte, los amigos y partidarios que el príncipe aspirante a la Corona tenía en España, no vacilaron en recabar y admitir las ayudas de la Roma fascista y del Berlín nazi facilitadas en dinero, pertrechos de guerra, unidades militares y orientaciones políticas y diplomáticas, en pro de una insurrección militar de signo totalitario que ocasionó a España la pérdida de dos millones de vidas humanas, la destrucción física de bienes cuantiosos y el quebrantamiento de la unidad espiritual de la Nación, llevando a cada hogar español, un luto y un rencor.
Cuando la suerte de las armas era desfavorable a las democracias y los totalitarios se creían los dueños de Europa y se gritaban, desde Madrid injurias, insultos y augurios de muerte para Inglaterra, los Estados Unidos y la Unión Soviética, ¿dónde estaban, qué hacían, qué decían, y cómo actuaban, los monárquicos españoles y su Príncipe aspirante? Callaban y otorgaban, y consentían frente a los designios nazifascistas de la Falange Española colocada de lleno al lado del Eje tripartito y totalitario.
Fue necesario que reunieran los triunfos aliados del Africa del Norte, las grandes ofensivas rusas contra los nazis la invasión de Sicilia y de Italia, la caída de Mussolini, la anunciada y segura abdicación de Víctor Manuel, y el pánico entre los satélites del “nuevo orden”, para que los monárquicos españoles agitaran y movieran su miedo y se “arrimaran al sol que más calienta”; esto es a las democracias triunfantes, a las que, una vez más, traicionarían en la primera eventualidad malaventurada que se les presentase.
Todo esto y otras muchas cosas, habían de ser recordadas al conjuro del recuerdo de la resistencia de Madrid, en el acto a que venimos refiriéndonos. Como preliminar a él se publicará una colección de afiches y carteles, dedicados a las Democracias de América en general y, en particular, a los demócratas chilenos. Como especial primicia para nuestros lectores damos a continuación uno de ellos, que dice así:
“DEMÓCRATAS DE CHILE”:
Nos habéis alentado y ayudado en las duras horas de nuestro combate; cuando, después de nuestra derrota militar, sólo teníamos por delante, como única perspectiva, el menosprecio y la cerrazón de todos los caminos, vuestra patria lejana, y la estrella de su bandera se nos aparecieron como ruta y como meta. Ya llegados aquí, abristeis, de par en par, las puertas de vuestra hospitalidad hidalga y disteis acogimiento a nuestra desventura y a nuestro amargo dolor de derrotados. Sobre vuestra tierra y bajo el sol de vuestro cielo, hemos recibido el bien preciado e imponderable, del pan, la paz, el amor y la libertad.
¡Quizá nunca podamos pagaros, materialmente, tanto bien como de vosotros hemos recibido! Mas aún así, nos atrevemos a pediros, hoy, un nuevo y muy valioso servicio; no personalmente para nosotros, sino que para España y para el orden democrático del mundo que viene:
Ayudadnos, demócratas de Chile, a impedir que el sacrificio de nuestro pueblo resulte inútil y estéril para la Humanidad. Ayudadnos, para que, en la mesa de la paz, o antes o después de ella, sea restaurado en España, un sistema de Gobierno que represente la soberana voluntad de nuestro pueblo. Ayudadnos a impedir que al socaire de circunstancias políticas o diplomáticas transitorias, se pase por encima de dos millones de muertos, para retrollevar a nuestra Patria a normas, tiempos y costumbres, formas y sistemas que el pueblo español ha reprobado, individualmente, y que volverá a reprobar, cada vez que se le permita expresar libremente su voluntad a ese respecto.
Ayudadnos, a través de los órganos e instituciones representativos de vuestra opinión y soberanía, a restaurar en España un régimen de Gobierno popular, democrático y republicano como el vuestro.
Os lo piden y agradecen, cordial y fraternalmente:
LOS REFUGIADOS REPUBLICANOS ESPAÑOLES