O RAPOSO

23 agosto 1942

PARABIENES AL SEÑOR ZORRO


Por Ramón Suárez Picallo




El zorro animal simpatíquisimo, inteligente, esbelto y humorista está de parabienes, en los campos de la zona central de Chile. Ha sido declarado animal útil, o sea, ciudadano predilecto de la fauna. Es un acto de justicia que se le debía, después de haber sido víctima de inauditas persecuciones. El color y la tupidez de su pelaje, especialmente en la cola elegantisima, y la tersura de sus orejas, y la gracia de su hocico, lo hicieron víctima propiciatoria de siniestros cazadores que no le dejaban un minuto de reposo; una vez asesinado era ignominiosamente despellejado, para que su pelo suave acariciase hombros eburneos de mujeres de moral dudosa.

Y hasta sus refinados gustos de “gourmet”, eran severamente castigados. Tiene predilección por las más gordas y tiernas aves de corral, y como cualquier ciudadano, más o menos dentro de la ley, solía hacer incursiones punitivas a los gallineros burgueses, terminadas casi siempre en carreras vertiginosas delante de los fieros y serviles canes, defensores ciegos de la propiedad privada de sus amos.
El se defendió siempre, bravamente, mediante su astucia y su ingenio, que iban desde “hacerse el muerto” hasta virar en redondo delante de un río, al que iban a caer, sin remedio, sus perseguidores mientras él tomaba el camino contrario. Como personaje de fábula elogiaron su talento en verso y en prosa Esopo, La Fontaine, Samaniego y don Tomás Iriarte. Y cuando se quiso humanizarlo no faltó quien le llamó abogado de trastienda.
Pues bien, pese a tales antecedentes, nadie lo consideraba con respeto sino que lo perseguían con saña y encarnizadamente. Ahora se le hace justicia, por lo menos en la zona central de Chile. Por haber sido declarado animal útil, podrá hacer de las suyas a sus anchas, nadie podrá molestarle, toda vez que goza nada menos que de la protección del Ministerio de Fomento.
Y toda esta ventura le viene al señor zorro, porque, además de las gallinas y los pollos, alterna su dieta con los ratones, roedores infatigables que arruinan a los agricultores devorando cuanto encuentran por delante. Es decir, que son mucho peores que el zorro.
Por algo se dice de los malos: “otros vendrán detrás que te harán bueno”.
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