MORTES POR INFARTO EN 1947

O incremento da mortalidade debido a doenzas cardíacas xa preocupaba en 1947. Para RSP o corazón é “la pobre víscera,que anda harto maltrecha y aporreada de amarguras, desconsuelos y desesperanzas”…

10 de febrero de 1947

MUEREN DEL CORAZÓN


Por Ramón Suárez Picallo


El Presidente Truman ha expresado en días pasados su inquietud, ante el aumento de la mortandad, por causa de enfermedades cardíacas, registrado en los Estados Unidos en los últimos tiempos.

Siguiendo las cifras más recientes, se calcula en 400 mil el número de norteamericanos que deben morir ese año atacados al corazón por un mal desconocido. Agrega Mr. Truman que las causas “no emergen de un aumento de ritmo de la vida actual”, sino que debe buscárseles otros orígenes.

Es exacta la afirmación del Presidente. La gente muere del corazón, no sólo en los Estados Unidos, sino que en todo el resto del mundo. Si echásemos una ojeada a las últimas defunciones de personalidades ilustres, ocurridas en las cinco partes del globo, comprobaríamos en seguida la veracidad de lo dicho.

¿Las causas? Los que no sabemos más de fisiología que lo aprendido en el Bachillerato, nos resistimos a creer que el corazón sea sólo el órgano central de la circulación de la sangre. Lo preferimos como víscera cordial, donde se acumulan las angustias, los sentimientos, los dolores físicos y morales, por la ilusiones y las esperanzas malogradas, por los fracasos individuales y colectivos, de tres generaciones sacrificadas en aras de ideas y de principios que iluminaron los años mozos y que nadie defiende con decorosa rectitud en estos tristes días de materialismos claudicantes y cínicas procliveces. Eso es para nosotros el corazón, y, en tal carácter, la pobre víscera, anda harto maltrecha y aporreada de amarguras, desconsuelos y desesperanzas, a cuyas causas –dicho sea de paso y sin ofensa personal– no es ajeno Mister Truman y otros colegas suyos, por su menosprecio a los tiquis miquis de un idealismo que fue el pan de nuestro espíritu y la única luz en la obscura noche del mundo y el combustible de nuestros corazones.

Por lo demás, morir del corazón no es lo peor de las muertes, según afirman “los entendidos”. Es una muerte rápida y veloz mucho mas deseable que las largas y agónicas sin esperanza, obscuras a ras de tierra, como la definía Santa Teresa: “Que muero porque no muero”. Es preferible morir pronto y de una vez aunque venga a menos el censo de los súbditos de Mister Truman.


(Artigo publicado no xornal La Hora, en Santiago de Chile o día 10 de febreiro de… 1947)
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