O comentario que RSP fai sobre o libro “Hambre” do Premio Nobel noruego Knut Hamsum,dalle pé a comentar o problemas que ao respecto está a sofrir a poboación española no ano 1942…
9 de agosto de 1942
“HAMBRE”
Por Ramón Suárez Picallo
Además de jinete del Apocalipsis y plaga de todos los tiempos, “Hambre”, es también el titulo de un libro del escritor noruego Knut Hamsun, publicado cuando Hamsun tenía talento y recibía el Premio Nobel de Literatura. Hoy está Quisling, al lado de los invasores de su país, pero su libro está ahí como uno de los más bellos de la Literatura escandinava. Su personaje principal es un hambriento que hace de su hambre, un placer estético y una fuente de inspiración de ideas filosóficas optimistas; un día, al cuarto de no probar bocado, presencia el incendio de una librería y escribe una crónica sobre el suceso. Le pagan por ella 20 coronas, con las que paga el alquiler de su desastrado sotabanco y deja el resto como propina, con gesto olímpico de millonario generoso. Sin probar bocado, se marcha al puerto a la hora en que las marmitas de todos los barcos hierven en las cocinas, repletas de suculentos guisotes nórdicos.
-¿De dónde proviene este infecto olor a comida?- pregunta furioso el esteta del hambre.
Y en cuanto descubre el origen y sale humo maloliente por los “ojo de buey” de los barcos, se encarama a un cajón del que hace ágora y pronuncia un impresionante discurso de protesta contra las autoridades portuarias por permitir acto tan antihigiénico, de tan mal gusto, depresivo para la pureza de los sentidos, como lo es cocinar casi al aire libre, donde, por lo menos el olor, trasciende al público. El orador fue a dar con sus huesos a la cárcel por subversivo. Las claras ideas del orador chocaron con la brumosidad espiritual de sus glotones paisanos.
Las autoridades españolas acaban de prohibir por decreto, exhibir alimentos, coser, guisar, asar o estofar en público. ¿Es que comparten las ideas del personaje noruego? No. Es por otra cosa. Es que en España es subversivo comer bien o mal, pese a la rumbosa boda gitana de que hemos hablado ayer. Con su decreto el Comité de Abastecimientos, ha inferido un agravio a los españoles que son, desde siempre, las gentes del mundo que saben llenar su hambre con más decoro. El gran señor arruinado, que sale a la calle con las barbas llenas de migas de pan, que no ha probado. Y aquel campesino cordobés, misérrimo, a quien el cacique político visita en vísperas de elecciones para prometerle arreglar su situación, hacen del triste decreto un agravio a la dignidad española.
El infanzón y el campesino defienden de ajenas ingerencias el sagrado recinto de su pobreza con una frase que sólo puede nacer allí donde nació Séneca. Es ésta: “EN MI HAMBRE MANDO YO” .
Y en cuanto descubre el origen y sale humo maloliente por los “ojo de buey” de los barcos, se encarama a un cajón del que hace ágora y pronuncia un impresionante discurso de protesta contra las autoridades portuarias por permitir acto tan antihigiénico, de tan mal gusto, depresivo para la pureza de los sentidos, como lo es cocinar casi al aire libre, donde, por lo menos el olor, trasciende al público. El orador fue a dar con sus huesos a la cárcel por subversivo. Las claras ideas del orador chocaron con la brumosidad espiritual de sus glotones paisanos.
Las autoridades españolas acaban de prohibir por decreto, exhibir alimentos, coser, guisar, asar o estofar en público. ¿Es que comparten las ideas del personaje noruego? No. Es por otra cosa. Es que en España es subversivo comer bien o mal, pese a la rumbosa boda gitana de que hemos hablado ayer. Con su decreto el Comité de Abastecimientos, ha inferido un agravio a los españoles que son, desde siempre, las gentes del mundo que saben llenar su hambre con más decoro. El gran señor arruinado, que sale a la calle con las barbas llenas de migas de pan, que no ha probado. Y aquel campesino cordobés, misérrimo, a quien el cacique político visita en vísperas de elecciones para prometerle arreglar su situación, hacen del triste decreto un agravio a la dignidad española.
El infanzón y el campesino defienden de ajenas ingerencias el sagrado recinto de su pobreza con una frase que sólo puede nacer allí donde nació Séneca. Es ésta: “EN MI HAMBRE MANDO YO” .
(Artigo publicado no xornal La Hora, en Santiago de Chile o día 9 de agosto de… 1942)