Sin hacer demagogia, ni frase gruesa, ponderada y objetivamente, sobresalen esas noticias, que, contradictorias unas, absurdas otras, y muchísimas de ellas veraces y razonables, ofrecen al observador material bastante para llegar a una conclusión. Esta: España está en vísperas de extraordinarios acontecimientos, determinantes de un cambio radical de su actual postura política y diplomática. -¡Cambios de conducta, cambio de sistemas y quizás cambio de hombres!
Las Naciones Unidas, que habían guardado acerca de España, y su política nacional e internacional, desde el fin de la guerra un silencio casi hermético, aparecen, de pronto, volcando su atención sobre Madrid. Comenzó la Unión Soviética, denunciando la ayuda militar de la División Azul española a Hitler; por causa de tal protesta, fue “oficialmente” retirada del frente ruso-alemán, aquella unidad militar; pero, mucho después de aquel anunciado retiro, cayeron en poder de los ejércitos soviéticos prisioneros españoles de otra unidad de “voluntarios”, llamada “Legión Española”. La U.R.S.S. insistió y sigue insistiendo en que es efectiva aún hoy mismo esta ayuda española a Hitler. Mientras tanto, elementos falangistas, pertenecientes al único partido político autorizado y admitido como parte integrante del Estado español, asaltaban Consulados ingleses y norteamericanos en Zaragoza y en Valencia; y, de pronto, aparecen bombas explosivas entre cargamentos de naranjas, destinadas a Inglaterra, procedentes de puertos del Levante español. Y, por sí todo esto fuera poco, en diversos sectores americanos, periodísticos y diplomáticos, se denuncia la intervención de elementos falangistas españoles, en acontecimientos recientes de este Hemisferio, de signo y significado netamente totalitario e inamistoso para la Democracia Continental Americana. Y luego, para remache, son capturados por los ingleses, buques españoles, con contrabando para el Reich alemán.
Hubo protestas, amenazas y acres censuras, en la prensa inglesa y norteamericana, declaraciones amargas en la Cámara de los Comunes y representaciones ante la Cancillería de Madrid; parece que todo ello fue ineficaz, a juzgar por la decisión a que se arribó: suspender los envíos de petróleo a España, como primera parte de sucesivas suspensiones de los envíos de otros productos igualmente vitales para su economía. La medida es tremenda. La guerra civil destruyó el 70 por ciento del material rodante ferroviario; y, de la ineficiencia del que ha quedado, en pie dan cuenta las recientes catástrofes ferrocarrileras, en las que trenes expresos, chocan en sentido inverso, porque no hay posibilidad de saber a que horas y por donde van o vienen. El tráfico español, de hombres y mercancías se hace en su mayor parte en Especha, por carreteras, con combustible importado en su totalidad. Y como la suspensión del envío de ese combustible, puede afectar a la moral de la vida española, habla el hecho de que la noticia fue prohibida en toda España para evitar la ingrata repercusión que su conocimiento habría de causar en el país. Se ha informado hace poco que la última cosecha de papas, fue muy abundante en Galicia, mientras en Madrid se pagaba a 3 pesetas cada papa. Galicia exportaba, anualmente a Madrid y otras plazas, este tubérculo, esencial en la alimentación española, por un valor aproximado de 60 millones de pesetas. La mayor parte de la cosecha pasada está perdiéndose en las zonas productoras. E igual cosas que, con este producto, ocurre con casi todos los otros que deben trasladarse del centro a la periferia y viceversa.
LA SITUACIÓN INTERNA
A todo esto, la situación política interna es cada día más confusa y más difícil. Importantes sectores de opinión están descontentos. El Alto clero, la banca, la burguesía y ciertos núcleos militares, propugnan la restauración monárquica; por su parte, la opinión republicana pese a todas las medidas represivas, da señales de vida; se asegura que hay en España misma un movimiento subterráneo organizado, a favor del restablecimiento de la Democracia y de la República. Se trabaja, por iguales fines, en los núcleos exiliados. Ayer se supo que la Junta de Liberación de México, ha designado a 80 técnicos divididos en nueve comisiones, encargadas de reorganizar y estructurar el nuevo Estado Democrático español. Gil Robles y los suyos conspiran desembozadamente en Estoril y Lisboa, y los círculos monárquicos que rodean en Suiza al Príncipe Don Juan anunciaron también, ayer que no quieren saber nada con la situación actual, cuya caída vaticinan en firme para muy en breve, arrimando, naturalmente, “el ascua a su sardina”.
Arreses, Ministro falangista de gran cuidado, porque tiene talento, parece haber previsto todo esto hace poco, cuando propuso y obtuvo en parte, un aflojamiento en los duros frenos gubernamentales: indulto de presos, disolución de las milicias, oficiales y armadas de Falange, y una cierta “libertad gradual” para la prensa, rigurosamente controlada. Pero, tales medidas, si fueron adoptadas, no dieron los resultados apetecidos. Porque aparte de que la cuestión es de médulas y de raíces, España es, desde siempre, el país de las riadas, de los pendulazos y de los cambios bruscos y radicales.
¿Pues no se anuncia, ahora, desde diversos puntos del mundo especialmente de Sudamérica, que España –su Cancillería, claro está- estaría estudiando la posibilidad –dificilísima por no decir imposible- de romper las relaciones diplomáticas con el Eje?
¿Y no informó, también, antes de ayer, la agencia alemana DNB, que en España puede haber en el próximo mes de mayo “elecciones generales”? Ambas noticias pertenecen al género del desatino, pero aún así desatinadas y todo, entran en la órbita de la palpitante e intrincada actualidad española. Todo régimen… quiere sostenerse y para lograrlo, sobrepasa, a veces los linderos del sentido común que, por lo demás, anda estos días muy mal parado. ¡Romper con Alemania teniendo su Ejército en la frontera! Convocar a elecciones, ¿para elegir qué y a quién? Quizá se trate de uno de aquellos plebiscitos que inventó Primo de Rivera, en los que todo el mundo debía votar “sí”, sin admitir ningún “no”. Valiente cosa, después de una guerra, que costó más de un millón de vidas, para deshacer, precisamente, lo resultados de unas auténticas elecciones populares, las del 16 de febrero de 1936.
¿REUNIÓN DE RABADANES…?
Mientras tanto, el Duque de Alba, Embajador de España en Londres y cabeza la más visible de los que quieren la restauración monárquica, acaba de llegar a Lisboa para seguir a Madrid con desusada precipitación; tanta que salió inmediatamente para su capital en un avión alemán, alegando que no podía esperar el aparato español, donde tenía asiento reservado.
Simultáneamente, Radio París informa de la llegada allí del Embajador de España en Berlin, Laureano Vidal, de paso también para Madrid, adonde iría para reunirse con el de Londres, con el Canciller Jordana, y con otros diplomáticos de menor cuantía. Hay en España un dicho muy popular que no viene del todo mal para este caso: “Reunión de rabadanes, oveja muerta”. De cual sea la índole y calidad de la oveja destinada al sacrificio, no nos atrevemos a vaticinarlo; pero, de que hay alguna, no parece haber la menor duda. ¿Quién? Ahí queda la pregunta.
¿Y qué más de la actualidad española, en las últimas 60 horas? Si; algo mas: Están refugiados en España varios buques italianos fugados de Italia, a raíz de la caída de Mussolini y de la rendición de Badoglio, con sus tripulaciones internadas. ¡Un “presente griego”, como si ya no hubiera otros allí también motivo de hartos dolores de cabeza! Moscardó, el héroe falangista del Alcázar de Toledo, habría protestado vivamente, porque no son bien tratados los marinos italianos internados, faltando, con ello a los cánones de la gratitud más elemental entre caballeros. Y, por último, otra noticia dada por Radio Moscú, difundida ayer desde Nueva York, según la cual 250 agentes nazis, habrían entrado últimamente en las Canarias, Baleares, la Colonia Española de Río de Oro, y otras posesiones africanas de su soberanía.
Y, ahora, con todo esto a la vista, ate cabos el lector, y, si puede, cosas que dudamos mucho, saque conclusiones. Por de pronto, España fue ayer el primer teme de las noticias políticas y diplomáticas del mundo. Y, con perdón de quienes se sientas aludidos, recordamos aquello: “¿Ladran, Sancho? Señal que cabalgamos”.