OS CERDOS E A SÚA HIXIENE

Medidas de hixiene na cidade de Santiago para prevenir a “Triquinose” levan a RSP a opinar ao respecto: “Estará muy bien el empeño oficial para que los cerdos vivan como las personas, fuera de los estercoleros y de la cochinería. Solo falta ahora, que a modo de complemento, se haga otra campaña de sentido inverso, tendiente a que muchas personas dejen de vivir como los cerdos, revolcándose y hozando en basurales morales y físicos, corriendo el grave riesgo de enfermarse de triquinosis por vía indirecta…”


7 de agosto de 1947


LOS CERDOS DEBEN SER LIMPIOS

Por Ramón Suárez Picallo


Parece una paradoja, pero no lo es. Efectivamente, el señor Intendente de la Provincia de Santiago, imbuido de una muy plausible preocupación higiénica y sanitaria ha dispuesto que los cerdos no se críen más en los basurales, hozando y comiendo cosas cochinas. Parece ser que la triquinosis, enfermedad porcina, que suele atacar también a las personas, tiene su origen en las poco limpias alimentaciones de que se nutre el sabroso animal. Es posible que ello sea cierto, pues como reza el adagio: “De lo que se come se cría”.

La tarea higienizadora y sanitaria propuesta por el señor Intendente, referente al modo de vivir de los cerdos, no es verdad grano de anís. Porque, puerco, marrano, cocho, cochino y gorrino, sinónimos todos de cerdo, quieren decir desde siempre cosas poco limpias, no sólo en su significación estrictamente física y material, sino que también en el orden moral. Así por ejemplo, a un individuo cuando no hace lo que debe, se le dice que “cerdea”. El verbo “cerdear” dicho sea con perdón –no autorizado claro está, por la Real Academia– se conjuga mucho en estos tiempos que corren, significándose con ello que la limpieza, en los actos y en las intenciones, es una modalidad rarísima en la vida contemporánea.

De todos modos, es muy de desear que los buenos propósitos del señor Intendente se vean coronados por el éxito; que los cerdos vivan y mueran limpiamente, de “muerte natural”, a cuchillo limpio, en vez de morir de “triquinosis”, adquiridos en los basurales, según la autorizada opinión de los higienistas de animales de dos o de cuatro patas.

Estará muy bien el empeño oficial para que los cerdos vivan como las personas, fuera de los estercoleros y de la cochinería. Solo falta ahora, que a modo de complemento, se haga otra campaña de sentido inverso, tendiente a que muchas personas dejen de vivir como los cerdos, revolcándose y hozando en basurales morales y físicos, corriendo el grave riesgo de enfermarse de triquinosis por vía indirecta.

Mientras tanto, viene muy al caso felicitar a los cerdos, que de aquí en adelante y por orden gubernativa, estarán obligados a ser limpios, abandonando sus puercas y cochinas costumbres, contrarias a la salud de quienes de los comen con delectación glotona, pese al mentado dicho que asegura que de lo que se come se cría.

Ahí es nada si el milagro se realiza: hacer limpios y pulcros a los cochinos, supera en maravilla a la multiplicación de los peces y de los panes.


(Artigo publicado no xornal La Hora de Santiago de Chile o 7 de agosto de … 1947)


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