OPOSICIÓN AOS TOUROS

RSP -de vivir hoxe- apoiaría o movemento antitaurino. En varias ocasións se manifestou en contra da “festa nacional”. O pasado día 6 de setembro eleximos un texto referente ao nacionalismo galego,en lugar do que hoxe se divulga sobre OS TOUROS pois hoxe, dia 11, publicamos ademais unha contestación que RSP recibiu ao respecto do seu artigo “Respuesta para taurófilos” tal dia coma hoxe pero de 1947.

6 de septiembre de 1947

RESPUESTA PARA TAURÓFILOS

Por Ramón Suárez Picallo


Nuestro comentario, publicado en esta columna el día 1º de septiembre sobre la acogida y muerte del torero “Manolete”, ha levantado una gran polvareda entre los taurófilos que en todo el mundo son -¡y vive Dios que son muchos!-. Casi nada lo del ojo; como decía el que lo llevaba en la mano. Tenemos a la vista más de diez cartas de protesta, todas ellas poniéndonos como chupa de dómine o como no digan dueñas; cartas, por lo demás, llenas de tropos, elegías e hipérboles con grandes faltas de ortografía, dedicadas al gran torero cordobés, muerto en su ley, en la Plaza de Linares. Nuestros contrincantes le llaman: “Héroe”, “Divino”, “Inmarcesible”, “Eximio”, y otros adjetivos calificativos, que ya quisieran para sí Viriato, Cervantes, Lope de Vega, Calderón, Ramón y Cajal y otros muchos genios que colocaron a España en las cumbres más altas del Arte, de las Letras y de las Ciencias y que murieron oscuramente. Y no falta, incluso quien califica a “Manolete” de “insigne humanista” parangonándolo con José Luis Vives, con el Padre Vitoria, con Santa Teresa y con el Padre Feijóo. ¡Hasta ahí no más podrían llegar los excesos verbales y apologéticos de la tauromaquia! Y es que, en esto de los adjetivos no hay nada más atrevido que la supina y enciclopédica ignorancia de la taurofilia desaforada, que en España, se usó y se usa aún como opio, especialmente en los tiempos de las más crueles y odiosas tiranías para adormecer al pueblo que las soporta.

Recordemos que, paralelamente con nuestro comentario sobre “Manolete”, informábamos del fusilamiento de catorce presos políticos, ejecutados muchos meses después de ser sentenciados, y de sufrir en capilla, angustiosa agonía. (Este artigo é o que se publicou o pasado dia 1 neste blogue). Eran estos, obreros, estudiantes, empleados, marineros y campesinos; es decir, gente útil y honesta, forjadora de la grandeza de todas las patrias, y muy especialmente de la patria española.

Pues bien; los que se han conmovido con la muerte del torero, no tienen junto sus diatribas para nuestro comentario, ni una sola palabra de emoción, de piedad cristiana, ni de reproche para los que sacrificaron a los mártires innominados llevados al patíbulo por defender la libertad y el decoro de su patria.

Ello no tiene nada de particular para quienes conocemos al dedillo la Historia de España y sabemos que Fernando VII, mientras mandaba fusilar, los más gloriosos héroes de la guerra de la independencia, Riego Torrillos, Porlier, Sinforiano López y Mariana Pineda, entre muchos otros, y encarcelaba a los más austeros representantes de las cortes de Cádiz, clausuraba la Universidad de Madrid, porque en ella “se fomentaba, la funesta manía de pensar” y habría e inauguraba en su lugar y con presencia real y personal, una Escuela para adiestrar toreros. En nuestros tiempos no varían mucho las cosas al respecto; Manuel de Falla, Antonio Zozaya, Del Río Ortega, Otón de Bueu, Gonzalo de Reparaz, Antonio Machado, Manuel Azaña, Marcelino Domingo, Federico Urales, y otros grandes del arte y del pensamiento, resultan asaz peligrosos y deben ser mantenidos, en lo posible, en un ominoso olvido. ¿Entretención popular? Para eso están los toros. ¡Olé!

(Artigo publicado no xornal La Hora en Santiago de Chile o dia 6 de setembro de… 1947)

11 septiembre de 1947

UN “CAPOTAZO” A PICK UP

Por Ramón Suárez Picallo

Santiago, 9 de septiembre de 1947
Señor Redactor de “La Feria del Mundo”
Diario “La Hora”
Ciudad

Señor Pîck Up:

Permítame que eche un “capotazo” en esta polémica que usted ha sostenido, brillantemente acerca de la mal llamada fiesta nacional española, la corrida de toros.

Cierto que yo no puedo actuar; usted con una técnica de los mejores maestros ha despachado al “toro” de la grosería y de la intolerancia.

¡Bravo, señor Pick Up! Su faena es digna de coronarse con las orejas y aún con el rabo del “cornúpeto”.

Comprendo su indignación, ya que usted dice, le han tratado “como no digan dueñas”, y menos mal que no le hayan dicho que no es español. Al leerle estos días me ha hecho recordar a Joaquín Costa, ese espíritu integralmente europeo, sin perder su descomunal talla ibérica, que también fue insultado y vilipendiado por los mismos émulos que le han puesto a usted en la picota.

A mi juicio, hay dos maneras de sentirse español:

La primera, de los españoles rurales, admiradores del Manolete, del “Guerra” y del “Niño de la Palma”; del embotamiento vinícola que adormece la mente, de los Luis Candelas, Jaimes Bardudos y toda esa constelación de granujas de mayor y menor cuantía, que embobaron con sus hazañas a la España atrasada e incivil. Esta corriente, que los papanatas llaman “castiza”, desemboca directamente en esa otra España de pandereta -de los militares de chascarro de los que son arquetipos y arrastrasables: Primo de Rivera, Fernando Silvestre, Sanjurjo, Mola, Goded, Yagüe, Queipo etc. Si a estos sumandos le añadimos el Cardenal Segura y el Coronel Ungra -jefe o ex jefe de la policía- nos dará como resultado una copa exacta del régimen franquista.

Otra manera de sentirse español es la del que admira a su país como cuna de valores eternos de los que han dejado huella en el camino de la civilización y que exalta y admira a los hombres que le dieron fama.

De los escritores, desde Cervantes hasta García Lorca incluyendo -como es natural- a Unamuno, a Ortega y Gasset, Meléndez y Pelayo, Benavente y el ilustre don Ramón del Valle Inclán; de los artistas, Goya, Bayeu, Moreno Carbonero, Casado del Alisal, Luna, Arrieta, Sarasate y millares que se omiten por no hacer interminable la relación, gigantes del pensamiento como Pi y Margall, Salmerón, Ramón y Cajal, humanistas e internacionalistas como el Padre Vitoria y José Luis Vives.

La otra, la del “pintoresquismo”, es la causa de nuestra decadencia, que nos va hundiendo en Cuba y Filipinas, en Monte Arruit y Barranco del Lono; en la dictadura de Primo de Rivera y en la actual carnicería franquista.

Y pasando a otra cosa, señor Pick Up, detengámonos en el falso aspecto de la valentía del torero. Una valentía que necesita como excitante la espuela de 10 o 12 mil espectadores, es muy dudosa. Es ella como la pseudo virilidad de Don Juan, que necesita -como hormonas- el que sus conquistas femeninas sean del dominio público.

De la fiesta taurina, lo más valioso es el toro. Animal valiente, noble con la cabeza siempre erguida, es mucho más digno de estimación que sus victimarios.

Creo, señor Pick Up, que el hombre tiene otros campos donde hacer gala de su arte, de sus sentimientos y de su intelecto.

En este momento las circunstancias políticas de España exigen elevar a los toreros como figuras nacionales. ¡Es lógico!

En ese espectáculo bárbaro, donde pueden descargarse emociones irracionales que con su secuela de sentimientos de crueldad, derivadas u orientadas hacia el aspecto político, podrían dar más de un quebradero de cabeza a ese enano físico y mental que dirige los destinos de nuestra España.
Ofreciéndome siempre amigo y admirador de usted, le saluda atentamente: (Fdo): SERVET MARTINEZ.- Avenida Italia 1213 – Santiago.

(Artigo publicado no xornal La Hora de Santiago de Chile o día 11 de setembro de … 1947)

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